No puedo creer que aquella persona que conocí con tan solo dieciséis años, esté ahora cumpliendo veintidós años. Fue mi primer GRAN crush, y aún lo sigue siendo y es algo de lo que no me arrepiento y de lo que nunca me arrepentiré.
Es todo un placer ver cómo ha ido creciendo y formándose en la grandísima persona, así como actor, que hoy en día es. Pueden pasar muchos años, y puede que en ese futuro yo no esté ahora en el lugar en el que me encuentro, que tenga una vida muchísimo más ocupada por motivos de la inentendible y, para mí, desgraciada madurez, pero si algo tengo claro es que siempre llevaré a mi Taytay en mi corazón, porque ha significado muchísimo para mí desde mis momentos más dificiles e intentaré proyectarlo en mi vida de cualquier forma posible.
Puede que para algunas personas sea dificil de creer, pero no sabéis el bien que solo su sonrisa me puede provocar y todos los sentimientos que se arremolinan dentro de mí. Porque es verla, ver esa preciosa y blanca sonrisa y, aunque mis ganas estén por los suelos, siempre consigue levantar las comisuras de mis labios.
Adoro su magnífica forma de ser, su inigualable humor, cada paso de baile que es capaz de dar, su musical risa (aunque suene muy cursi), su monumental cuerpo... pero, al fin y al cabo, el mayor (y mejor) recuerdo que me llevo de él además de su perfecta personalidad (como he comentado antes) es su gran sonrisa. En serio, no creo que Taytay haya marcado a nadie si no es con su sonrisa.
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