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viernes, 7 de marzo de 2014

In love with memories.

Durante varios años me he estado aferrando a aquellos recuerdos que me han ayudado a sobrevivir y a seguir creyendo en nosotros. Las mismas escenas pasaban una y otra vez por mi cabeza, ya que era lo único que me quedaba de tí. La primera vez que te ví, allí plantado en el salón de mi casa; los fuegos artificiales iluminando el cielo un día de verano; tus ojos posándose en mí; la primera vez que me rodeaste con tus brazos; el primer beso en la escalera de la poca iluminada azotea; tus manos sobre las mias jugando a las cartas; tus persecuciones a través del agua o entre la arena de la playa; mis manos paseándose por tu suave y castaño pelo; tus labios susurrándome al oido todo lo que quería escuchar; tus tiernas cogidas de mano entre la gran multitud de la colorida feria; tus abrazos en el aire frio del verano; tu mirada, acompañada de una leve y tímida sonrisa antes de marcharte para mañana volverte a ver... y las despedidas. Las tristes y pasadas por agua despedidas. Antes de verte marchar, siempre te hacía la misma pregunta: ¿Volverás? Y me dedicabas una perfecta sonrisa y me susurrabas al oido: Sí. Pero, realmente, nunca lo ví venir. Temía que ese día llegase. Ver a toda tu familia un año más cada verano, y no encontrarte entre ellos. Aún así, cerrar los ojos con fuerza y desear que, al volver abrirlos, estuvieras allí presente. Pero nunca se cumplió. Y seguías prometiéndome que volverías y seguía aferrándome a ello, porque era lo que más quería en este mundo. Que me sostenieras entre tus brazos de nuevo. Pero los años pasaron, y tus promesas se rompieron una y otra vez, y ni hiciste un mísero esfuerzo por verme. Te limitaste a preciosos mensajes cada X meses con el fin de mantenerme en tu vida y tú en la mia, asegurándote de que no pudiera estar con nadie más, de que no te pudiera olvidar. Te debo muchísimo, más de lo que crees. Me has hecho vivir momentos inolvidables de los que nunca me arrepentiré, pero hasta ahora, no me había dado cuenta de que no seguía enamorada de tí, si no de los buenos momentos que me diste para recordar. Ahora no quedan recuerdos que seguir creando, y nos hemos ido perdiendo. No te puedo odiar, pero sí puedo empezar a verte de otro forma, aunque seas una pequeña debilidad que tenga que olvidar.


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