Estoy cansada de que todo el mundo me vea como la chica buena que puede aguantar cualquier tipo de situación o daños colaterales. Estoy cansada de que lo único que hagan es hacerme caer y caer, sin dejar siquiera reponerme del golpe.
Estoy cansada de perdonar y que, aún así, me hagan lo mismo una y otra vez.
Y siento que todo esto es una ruleta, una noria, un no parar. Llega un momento en el que siento que mis pies se levantan del suelo y mi cabeza golpea contra el suelo.
Pero ahora, se acabó el daño. Tú me atacas, yo te ataco. No voy a bajarme de la noria, pero voy a seguir el ritmo, voy a seguir el juego. Y esta vez me mantendré en pie con una pícara sonrisa, porque no volveré a caer. Y, así es como la chica buena se volvió mala.
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