Puede que todas estas palabras que te dedique ni siquiera sean suficientes para agradecerte todo lo vivido en los pasados días o para demostrarte cuantísimo te quiero en realidad.
Tengo la suerte de poder compartir contigo un amor tan grande como inexplicable el cual más de uno envidiaria (o envidia) y, además, de tenerte como mejor amigo y compañero de aventuras y locuras.
El 16 de abril ahora ha pasado de ser un día común y corriente, a uno de los mejores de mi vida. Hiciste que el comienzo de un "simple" noviazgo pasara a ser el mejor de todas las pedidas, tan especial como solo tú eres capaz de hacerlo. Aún puedo oler el mar y escuchar las olas chocar contra la orilla (y ver no...ya sabes por qué xD). Me acompañaste durante todo ese camino, haciéndome saber que el resto de mis días serían tan felices como siempre has pretendido, porque ahora es cuando he encontrado el verdadero tesoro: TÚ.
Escuchar un "Bienvenida a la familia" me llenó de calidez, sintiéndome querida ya no solo por tí, si no por todos los que forman la que siempre ha sido como mi segunda familia. Escuchar a tu hermana llamándome "cuñada" o diciendo que no quería a otra que no fuera yo...es algo realmente precioso, porque por una vez sé que todo esto es real, y que puedo confiar en ello. No se ha quedado en una simple historia que he creado en mi cabeza, si no que ha salido a la (dura) realidad y sé que algún día seré capaz de plasmarlo todo en cientos (o miles) de hojas e inspirarme en nuestra historia para cumplir uno de mis sueños (sin duda, sabes cuál es y a lo que me refiero).
Ponernos mutuamente REGLAS BÁSICAS para no cumplirlas, porque claramente está para romperlas. Nada de medias sonrisas, o subida de cejas o fruncir el ceño. Y que aún así lo siguieras haciendo, y que me siguieras enamorando. Nuestras pequeñas "peleas" (quiere' pelea?) en cada rincón de Aguadulce (y parte de Granada) en la que siempre ganaba yo, para qué engañarnos, y con las que terminaste destrozado (vale, yo también).
Escuchar un "Bienvenida a la familia" me llenó de calidez, sintiéndome querida ya no solo por tí, si no por todos los que forman la que siempre ha sido como mi segunda familia. Escuchar a tu hermana llamándome "cuñada" o diciendo que no quería a otra que no fuera yo...es algo realmente precioso, porque por una vez sé que todo esto es real, y que puedo confiar en ello. No se ha quedado en una simple historia que he creado en mi cabeza, si no que ha salido a la (dura) realidad y sé que algún día seré capaz de plasmarlo todo en cientos (o miles) de hojas e inspirarme en nuestra historia para cumplir uno de mis sueños (sin duda, sabes cuál es y a lo que me refiero).
Ponernos mutuamente REGLAS BÁSICAS para no cumplirlas, porque claramente está para romperlas. Nada de medias sonrisas, o subida de cejas o fruncir el ceño. Y que aún así lo siguieras haciendo, y que me siguieras enamorando. Nuestras pequeñas "peleas" (quiere' pelea?) en cada rincón de Aguadulce (y parte de Granada) en la que siempre ganaba yo, para qué engañarnos, y con las que terminaste destrozado (vale, yo también).
Ahora faltan dos meses para poder quedarme mirándote durante minutos y minutos, y apartar la mirada al segundo en que me dedicabas la tuya; apoyar mi cabeza sobre tu hombro; agarrar tu mano y caminar juntos (acompañados del saltito para ir a la misma vez); mi cabeza descansando sobre tu pecho, sobre tu hueco en la clavícula, como si estuviera hecho solo para mí; escuchar tu risa contagiosa y reirme de tu tonta risa (la cual se nos pegó tanto a tu hermana como a mí); decirte miles de veces que me encanta tu olor; y observar tu sonrisa llena de vida, aquella que me hace suspirar y la cual adoro como ninguna otra.
La despedida fue lo más dificil, pero hay algo que me consuela: Nunca llegamos a decirnos ADIÓS. Tan solo terminamos con un TE QUIERO, porque esto acaba de empezar, y nunca verá el fin. Fue en ese momento cuando comprendí que cada uno de tus TE QUIEROS, o palabras parecidas, eran sinceras. Gracias, gracias por todo esto y por todo lo que nos queda por vivir.
La despedida fue lo más dificil, pero hay algo que me consuela: Nunca llegamos a decirnos ADIÓS. Tan solo terminamos con un TE QUIERO, porque esto acaba de empezar, y nunca verá el fin. Fue en ese momento cuando comprendí que cada uno de tus TE QUIEROS, o palabras parecidas, eran sinceras. Gracias, gracias por todo esto y por todo lo que nos queda por vivir.
También agradecer a todas esas personas que han hecho esto levemente posible (creo que ya saben quiénes pueden ser), por un plan tan perfecto y la verdadera amistad. Y, por supuesto, a todas esas personas que han podido ser un pequeño obstáculo que solo han conseguido que esta relación sea mucho, MUCHO más fuerte.
TE QUIERO, ESTÚPIDO.
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