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domingo, 1 de septiembre de 2013

Pull the wall.

Solemos cometer el error de crear murallas a nuestro lado. Duros trozos de roca que nos agobian con el paso del tiempo, con el cual nos vemos cada vez más y más atrapados. Puede que los construyamos tan altos para que, de esa forma, nadie nos haga daño pero no nos damos cuenta de que muchas veces solo nos quedamos estancados a ese lado del muro y cometemos tal error que ni siquiera pensamos en que, quizás haber construido un  puente en vez de un muro hubiera sido la mejor decisión. No para huir, si no para no estar solos cuando más lo necesitamos, para encontrarnos al otro lado a esa persona que tanto se preocupará por nosotros. 
A veces, una persona puede llegar a tomar la decisión de cruzar el muro porque el dolor solo perdurará durante un tiempo, pero no estarás agobiándote y sintiéndote incómoda durante toda una vida. Una vez que lo has cruzado, puede que te sientas capaz de mirar atrás y quedarte junto a él. Apoyar la mano sobre la húmeda roca y preguntarte si alguien posará sus nudillos en ella varias veces con un leve sonido para seguirte, para seguir luchando por tí. No pretendes dejarlos en aquella otra parte, si no solo quieres estar segura de quién sería capaz de derrumbar aquella muralla por tí.

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