Demi Lovato se ha ganado un lugar en nuestros corazones, bien merecido. Yo puedo decir que su música, y su historia en sí, me ha ayudado bastante, es más, lo sigue haciendo. Cuando estuvo marcada por la oscuridad, ella intentó seguir adelante y consiguió encontrar aquel rayo de luz que le dió esperanzada y libertad. Ahora, es una guerrera, nuestra guerrera. Una digna heroína que ha demostrado que la lucha y el esfuerzo sirve para mucho; que las sonrisas pueden llegar a no ser fingidas; que puedes quererte a tí misma tanto como quieres a los demás.
Y, ya no es solo su talento, su voz o su historia, si no ella en sí. Esa personalidad tan fuerte. Ese alma tan solidaria, tan humilde, tan increíble. Porque sigue siendo aquella misma Demi que adorábamos hace cinco años, solo que más sincera a ella misma y al mundo. Sabía que nos lo debía y de estar rota, pasó a ser un rascacielos, una guerrera. Sigue estando presente ese locura y esa inmadurez, a ratos, en ella. Es una de las cosas que más adoro en ella. Siempre sabe cómo actuar. Es responsable, sí, pero sigue mostrando aquella gracia que siempre ha estado en su interior y que nunca dejará ir y nunca dejará de mostrar.
Ha sido una de las personas que le han dado el significado a frases y palabras como Stay Strong o Believe in me. Y, por eso, la debo tanto. Es una de las personas que, sin ellas, no estaría ahora mismo aquí, escribiendo esto.
¡¡FELICIDADES, DEMI!!
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